Tiene fama la quema de libros en Euskera que se efectúo el 11 de agosto de 1936 en la Plaza Zaharra de Tolosa, hecho que se ha tenido siempre como “Acto contrario al Euskera y al Pueblo Vasco efectuado por la Dictadura”.
Yo confío en que la motivación que llevo realizar tal quema, no sea la misma que la de la reciente actuación (¡por no llamarla ….!) de nuestro Ayuntamiento, con su Alcalde y Secretaria a la cabeza, si no que, más que a ello, debe deberse a la total falta de sensibilidad hacia el patrimonio del Ayuntamiento y los libros que pierden su vigencia, pero que comprenden la intangibilidad de la historia.
El hecho es que, tal como me han comentado varios de los intervinientes forzosos de cuya veracidad no dudo, nuestros queridos munícipes (se supone que debidamente asesorados por Secretaría, Letrados, etc..) han querido hacer sitio en el Archivo de la Tercera Planta de la Casa Consistorial (¡el curiosamente denominado Archivo Histórico!) y no se les ha ocurrido mejor cosa que tirar a la basura la Colección de Legislación Española, el llamado “Aranzadi”, verdadero orgullo del bueno de Manolo Armendáriz, eso sí han tenido la decencia (¿?) de tirar todos sus tomos (¿Cuántos eran 70, 80, … Tomos?) de tirarlos para la prensa del papel, en cuyas “balas”, diciéndome que todavía pueden verse los restos de los lomos “apergaminados” característicos de tal colección.
Duelen estas actuaciones, máxime cuando hace pocos días leíamos en la prensa como la Universidad Pública ponía a la venta libros descatalogados de su Biblioteca para obtener algún dinero para otorgar ayudas a alumnos necesitados, desde luego ¡qué diferencia de mentalidad existen entre ambas actuaciones!, ¿a cuál de ellas te apuntas como correcta?, yo no lo dudo.
Por cierto, alguien me llego a comentar que algo parecido había pasado hace ya muchos años con el «Santiago Beltxa» y como alguien lo saldo de la hoguera, no se si sera verdad pero viendo actuaciones como la que denuncio casi estoy por creermelo.